PULSO
Eduardo Meraz
Si debe ocupar todos los recursos gubernamentales, lícitos e ilícitos, ceder o consentir la intervención del crimen organizado y violentar las leyes electorales, es indicativo del tamaño del miedo que habita en Palacio.
Temor igualmente proporcional a la dimensión del fracaso de una gestión basada en el rencor, las ocurrencias y los caprichos.
Cuando está a punto de regresar a sus orígenes, ya no puede autoengañarse con la idea de haber sido el mejor. Inclusive con los otros datos, el balance es de mediocridad, autoritarismo y sin rendir cuentas.
Pero sobre todo le debe ser doloroso tener que aceptar el rechazo de amplios sectores de la población, a los cuales no sólo ofendió y menospreció, sino que están dispuestos a recuperar todo lo confiscado por un mandatario cuyo único interés es su apego al poder.
Mentir, robar y traicionar han sido el signo distintivo de una transformación informe y deformada por los descarados actos de corrupción de funcionarios y familiares de un presidente totalmente palaciego.
El fantasma de la democracia tiene espantado al cuatroteísmo, pues va asociado a la derrota. La posibilidad de pasar de la silla presidencial al banquillo de los acusados, no es precisamente el tipo de juicio anhelado por el mandatario totalmente Palacio Nacional.
La soberbia no le alcanzó para tener el control total de los poderes de la Unión y restaurar la “dictadura perfecta”, por más que ha magnificado las malas mañas del partido de Estado de hace medio siglo.
La euforia inicial por la alternancia ocurrida en 2018, perdió dinamismo y a partir de 2021 se ha ido desvaneciendo de manera gradual, pero constante. De ahí la inquietud del saliente habitante temporal del palacete virreinal porque dicha tendencia sea irreversible.
Así se refleja durante las giras presidenciales por el territorio nacional, donde el cerco de seguridad a su alrededor lo aísla cada vez más de la gente. Los aplausos se han vuelto rechiflas y reclamos.
El tamaño del rechazo hacia el cuatroteísmo es proporcional a las alianzas de éste con personajes y grupos nefastos, antes opositores, a fin de torcer la voluntad ciudadana.
Todo hace prever que no hay ni habrá rincón en el mundo mundial para espantar el miedo de perder, cuando antes le ganó el miedo al éxito.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Por esas cosas del karma, el mandatario palaciego ¿seguirá el derrotero de su “amigou” Donald Trump?
@Edumermo