PULSO
Eduardo Meraz
La óptica de conmigo o contra mí dominante en este sexenio, aunque no lo parezca ha servido para definir los alcances del periodismo y su relación con la sociedad y con el gobierno. Y sus efectos impactan en el tipo de democracia existente en el país.
Desde la visión ambivalente de Palacio Nacional hacia los distintos canales de comunicación, la clasificación de aliados o adversarios ha marcado las relaciones entre los gobernantes y los y las periodistas, lo cual constriñe la labor informativa, al tratar de incidir en la orientación de las noticias.
Si de por sí existen condicionantes personales, grupales y sociales para alcanzar la objetividad y neutralidad plena en el ejercicio periodístico -siguiendo la tesis de Ortega y Gasset: yo soy yo y mi circunstancia-, el interés manifiesto de los hombres del poder se constituye en un elemento más de distorsión.
Esto es particularmente relevante si se acepta la inexistencia de la verdad absoluta, donde nada es verdad y nada es mentira, sino según el cristal con que se mira. Por ello, intentar clasificar a los medios de comunicación como cotidianamente hace el mandatario palaciego, responde más a un asunto de filias y fobias y no de realidades.
Desde esa perspectiva, podría manejarse como hipótesis que todos, absolutamente todos los asistentes al teatro en atril mañanero son medios de difusión, sin por ello ser sinónimo de uniformidad en el enfoque, pues ambas características -difusión y enfoque- son temporales y veleidosas.
Claro ejemplo es el variopinto asistente a la representación teatral desde Palacio Nacional, a la cual asisten representantes de canales de difusión o periodísticos, pues informar, es dar forma a dichos y hechos que afectan la vida de las comunidades y no tienen una fuente única.
Desde siempre, pero ahora de manera más evidente, en México tenemos, medios, remedios y remedos de comunicación cumpliendo una función de intermediación entre el poder público y los ciudadanos. Y en cada caso, se hacen patentes los diversos intereses involucrados.
Hablar de la existencia de medios de manipulación, es consustancial a la conformación de gobiernos manipuladores, sin importar la ideología en la cual se sustenten, pues su interés principal es alcanzar o mantener el poder. Y un elemento consustancial al mismo es, sin duda, el control sobre los medios de comunicación.
Lección básica, inspirada en Nicolas Maquiavelo y enriquecida por Joseph Goebbels, de crear y oponer medios amigos a los medios adversos, y llevada a raja tabla por el habitante temporal del palacete virreinal. Además de las descalificaciones a periodistas y medios de difusión, el uso discrecional de la publicidad oficial ha sido uno de sus arietes preferido.
Práctica que se ha generalizado en los gobiernos estatales y municipales encabezados por políticos de Morena, lo cual ha sido factor para el asesinato de al menos 43 periodistas durante el presente sexenio y, según estimaciones de organizaciones defensoras de derechos humanos, el 40 por ciento de estos es atribuible a funcionarios públicos.
Las relaciones entre prensa y el poder público en los años recientes se ha caracterizado por una ideologización de la información, poniendo en entredicho la credibilidad de ambos.
He dicho.
EFECTO DOMINÓ
Voluntad hay; lo que no existe es convergencia para pacificar el país. Los tres candidatos presidenciales, Claudia Sheinbaum, Jorge Álvarez Máynez y Xóchitl Gálvez, firmaron el Compromiso Nacional por la Paz al que llamó la iglesia católica, pero antepusieron sus propias visiones. Tan cerca y tan lejos.
@Edumermo